Invasiones Biológicas

A lo largo de la historia de nuestro planeta, las diferentes especies de plantas y animales se han desplazado de un lugar a otro. Por ejemplo, las aves viajan del norte hacia sitios más cálidos durante el invierno, las tortugas regresan cada año al sitio donde nacieron para depositar sus huevos en la arena y dejar su descendencia. Esto permite que los organismos sean capaces de colonizar nuevos lugares. Aunque estos movimientos suceden de manera natural, algo distinto sucede con la actividad humana. Cuando los seres humanos nos desplazamos a veces llevamos con nosotros plantas para alimentarnos o para adornar nuestro jardín, animales que son nuestras mascotas o que usamos como alimento.

En el último siglo, el acelerado desplazamiento humano producto de la disponibilidad de autos, barcos y aviones, ha causado que accidental o intencionalmente, muchas especies de animales o plantas se hayan movido más allá de lo que podrían por sus propios medios. Por ejemplo, ratones que cruzaron el océano Atlántico en barcos de Europa hacia América. O árboles como las jacarandas que fueron traídas de Paraguay a México por lo vistoso de sus flores. A este proceso se le llama traslocación de especies, que no es más que el transporte de plantas, animales o microrganismos de un lugar a otro.

Cuando una especie se transporta a un lugar donde nunca había estado, algunas de ellas se adaptan al nuevo sitio y pueden sobrevivir por si solas, reproducirse y además dejar descendencia, es entonces cuando se considera que esta especie podría ser una exitosa invasora. En este proceso, la nueva especie puede competir con las especies nativas (las que estaban originalmente en el ecosistema) ya sea porque se comen su comida o necesitan los mismos hábitats. Algunas también pueden volverse voraces depredadoras de las especies nativas, que al no estar adaptadas a estos nuevos depredadores, carecen de la capacidad de responder a estas nuevas amenazas.

En México, una de las especies exóticas que se ha introducido para cultivarse para alimento humano, es la trucha arcoíris. Desde finales del siglo XIX se trajeron huevos provenientes de Estados Unidos de Norteamérica y se produjeron peces en sistemas acuáticos en el Estado de México comenzando así la denominada truticultura en nuestro país. En la actualidad el cultivo de trucha arcoíris se ha extendido a casi todo el territorio nacional, principalmente en zonas montañosas donde es posible encontrar arroyos con aguas frías y ricas en oxígeno, donde estos peces pueden vivir exitosamente. Aunque su cultivo se ha tecnificado, no existen leyes claras que tomen en cuenta los posibles riesgos que la producción de estos peces puede tener para la fauna nativa, especialmente para los anfibios.

En el Laboratorio de Ecología de Anfibios, hemos comenzado a explorar de manera experimental y mediante observaciones en campo, cuales son los efectos negativos del cultivo de trucha arcoíris en el Estado de Oaxaca, el más diverso en anfibios en México. Los resultados obtenidos indican que cuando se establecen granjas de truchas cerca de los arroyos donde habitan ranas nativas, usualmente se extrae agua limpia y oxigenada del arroyo, se desvía hacia las granjas y posteriormente se devuelve al arroyo, aguas abajo y sin tratamiento alguno. Esta agua donde se han criado a las truchas contiene sustancias químicas que los peces desechan y entre ellas, existen compuestos químicos (señales químicas) que hacen que los renacuajos que habitan los arroyos alteren su comportamiento natural. Así mismo, hemos encontrado que algunas veces, las truchas escapan de las granjas y se desplazan sobre los arroyos alimentándose de renacuajos, ya que estos peces son fuertes depredadores de larvas de anfibios, otros invertebrados y peces pequeños. De esta manera, el cultivo de truchas puede impactar negativamente a los anfibios, ya sea porque se comen a los renacuajos y así limitan el mantenimiento o crecimiento poblacional de estas ranas o porque alteran su comportamiento por el solo hecho de compartir los mismos arroyos. Debido a que la trucha arcoíris es una especie nativa de Estados Unidos y una muy pequeña parte del Norte de México, en el sureste, las especies no han desarrollado aún estrategias de sobrevivencia para enfrentar a estos nuevos depredadores, por lo que pueden implicar un riesgo alto para que las especies de ranas de esta zona del país puedan seguir existiendo.

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La trucha arcoíris es un pez carnívoro endémico de Estados Unidos de Norte América y una pequeña porción del Norte de México. Esta especie se cultiva como alimento humano en zonas montañosas y frías de nuestro país..

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La rana manchada, es una especie de anfibio endémico de México que habita arroyos en pastizales montañosos y valles en nuestro país.

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La trucha arcoíris se ha cultivado en zonas con arroyos donde habita la rana manchada. Esta rana pone sus huevos, que después se convertirán en renacuajos. Es en esta etapa de vida de las ranas cuando la trucha representa un peligro para su sobrevivencia, ya que este pez puede comer huevos o renacuajos, incluso ranas pequeñas.